Estuve a punto de conocerlo en 1996 cuando participé en los Juegos Florales Luis Hernández Camarero que organizó el Centro de Estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo. Era uno de los miembros del jurado junto a Reynaldo Naranjo el poeta de “Usted aquí” y Nicolás Yerovi. Sabía de memoria su poema “Y la muchacha me amó como si yo fuese alguien”, tenía su libro “Ángel de hierro” y lo había leído en algunas antologías, por eso la noche de la premiación fui, más que a tentar la posibilidad de ser uno de los premiados, a conocerlo. Fue la primera vez que vi a un poeta reír a carcajadas cuando hablaba de poesía. Nicolás Yerovi fumaba y reía cuando recordaba cómo Luis Hernández se hizo más amigo suyo a medida que sus hermanos se hacían mayores. Naranjo y su voz grave tratándonos de “cómplices” y decenas de jóvenes atentos a que abran los sobres con los nombres de los ganadores. Pero aquella noche de 1996 no lo conocí. El poeta no viajó a Trujillo. Fue en 1999 cuando llegué a Lima y asistí a una presentación en La Noche de Barranco cuando pude conocerlo. Era el lanzamiento de “Ritual de los prójimos” de Renato Cisneros y Luis La Hoz fue uno de los presentadores. Finalizado el acto me acerqué, le obsequié el libro que presentaría la semana siguiente. Lo observó, leyó las primeras páginas. Se detuvo en el prólogo. “Con tu permiso”, me dijo y rompió las cuatro páginas. “No lo necesitas”. Posteriormente incluí dos de sus poemas en una antología que publicó el Fondo Editorial Cultura Peruana el 2003 y el último 23 de agosto tuvo la generosidad de invitarme a leer en el Salón Dorado del Teatro Municipal de Lima. Muchas gracias por valorar mi poesía, Poeta Luis La Hoz.
(Columna publicada en el diario Expreso. Martes 30 de agosto de 2016)