A esta columna le debo haberme reconciliado con
la disciplina. La primera vez que me volví lector del diario Expreso fue en
1999 cuando editó la colección “Escritores del siglo XX”, vía fascículos que se
publicaron durante varios meses, los días jueves. Yo tenía veintiún años. Hoy cumplo
cuatro meses escribiendo de martes a domingo gracias a la apertura de su
director y de los responsables de esta página, quienes aceptaron la
recomendación del jurista y catedrático universitario Willy Ramírez Chávarry. A
ellos mi reconocimiento por permitir que en trescientas palabras escriba sobre lo
que acontece en la literatura, la investigación, la música, el cine, la
pintura, la fotografía, pero sobre todo por su compromiso con este columnista
en las actividades que humildemente ha realizado por la poesía. Recuerdo la
tarde cuando me reuní con Antonio Ramírez Pando para solicitarle escribir en la
página política y me sugirió que lo haga en su página cultural. “Escribir en un
diario es una gran responsabilidad, te reto a que lo hagas todos los días”,
fueron las palabras del director, lo miré como quien procesa la invitación, “acepto”,
le respondí y, desde ese 24 de junio, los domingos como hoy, programo qué
lectura, o música, compartir o qué conferencia o exposición recomendar, con la
diligencia de un hombre que sabe la importancia de esta ventana, de esta puerta
a la que pretendo no fallar. Pienso que sólo la educación y la promoción
cultural harán de nuestros lectores ciudadanos comprometidos con el desarrollo
de este país, evitaremos que sigan aumentando las poblaciones en riesgo y
demarcaremos el rol de quienes tenemos la oportunidad de entregar lo poco que
sabemos. La política nunca tendrá importancia subalterna: leer un libro,
deslumbrarse con una obra de arte y apuntar a la cabeza, acaso y sirva como
herramienta. .
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Artículo publicado el domingo 24 de octubre de 2015 en el diario Expreso.