Liliana Miranda es poeta y
fotógrafa: una artista que aprendió a capturar la fugacidad del instante. Música,
color, costumbres, ingenio, resistencia, palmeras, aire, giraron en torno a su
ojo poético. Dialogamos con ella.
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Por: Harold Alva
Poeta
o fotógrafa ¿cómo te defines?
No
es fácil decidir por una sola de estas artes que cohabitan en mí, porque las
dos se fusionan, se complementan, son como espejos.
¿Qué
te movilizó para ir de la fotografía a la poesía?
Primero
llegó la escritura. La fotografía fue un descubrimiento casual, de esas
situaciones fuertes que desvían tu camino y te llevan, no sé si a mejor puerto,
pero sí a un destino que era para ti. Mi cámara es compañera fiel y no hay
forma de salir de viaje sin ella y evidentemente, en las sesiones de estudio.
Es una especie de necesidad o vicio. Mientras tenga un cuaderno, un block,
cualquier medio donde escribir, anotar, y mi cámara fotográfica, me siento
bien, me siento acompañada así sea en el lugar más recóndito de la tierra.
¿Por
qué Cuba?
Porque
Cuba es poesía. Es un país detenido en el tiempo y eso permite mostrar una
belleza distinta. Con la muestra cerré una trilogía de viajes que me dieron la
oportunidad de tomar el pulso a ese país y conocer a la controversial poeta
Carilda Oliver.
¿Quiénes
son tus referentes gráficos favoritos?
La
española Isabel Muñoz por su elaborada técnica y deslumbrantes fotos en blanco
y negro. El italiano Franco Fontana que en pleno auge de la fotografía
artística en blanco y negro introdujo el color rabioso. El peruano Heinz Plenge,
por sus capturas magistrales y porque pude escucharlo contar sus alucinantes y
peligrosas aventuras en la selva peruana.
¿Cómo
fue el proceso?
El proceso de asumir una muestra
representa un trabajo arduo, que al final tiene el sello de quien lo realiza.
En cualquiera de los proyectos que he asumido el desarrollo del mismo ha sido
similar: intenso y complejo. A Cuba la quiero desde el 2013. Han sido tres
viajes aparentemente diversos. A lo largo de estos cinco años fueron emergiendo
las experiencias, los diálogos, las situaciones, los rostros que me impactaron,
las respuestas del inconsciente. El Pulso de tu Son se fue gestando desde la
composición del título con mi recorrido mental y sensorial por las ciudades
cubanas donde estuve. Hice una primera selección de fotos donde opté por las que
proyectaran los eventos que me marcaron y los descubrimientos más
representativos. Quise que esta narración estuviera acompañada con elementos
que traje de mis viajes, como las sombrillas con reproducciones del arte local.
El primer verso surge del impacto que me genera la llegada al aeropuerto de La
Habana, que inicia el poema “Cuba”. Las razones del óxido que se gestaron en el
huerto de Niurka, la señora con quien me tocó convivir unos días, artífice con
sus historias de “El jardín de Niurka”. Las leyendas describen mis emociones, puedo
contarte que cada palabra colocada, el enmarcado de los cuadros, evoca la
textura y el tono de sus muros. Todo tuvo una razón de ser.
¿Qué
sigue? ¿Cuba de nuevo?
El
Pulso de tu Son me está proporcionando experiencias muy valiosas y agradecimientos especiales a las
personas que pasaron por allí. Hay mucho material, la vida es vertiginosa. En
mi portafolio hay temas que en algún momento espero mostrar que van desde las
Bahamas, Paracas, nuestra serranía, nuestra selva. Después sentir a Cuba en una
exposición donde me sumergí cuidando cada detalle, fungiendo de curadora (con
la lección aprendida), solo resta organizarse, porque material abunda. Sobre tu
pregunta si Cuba continúa; te diré que, mi Cuba, va hacia donde la quieran
llevar.
Liliana Miranda es Poeta, fotógrafa y
atleta. Escribe cuentos para niños y crónicas de viaje. Ha publicado dos
poemarios: Aligerando mi paso (2005) y Piel de Setiembre (2012), ambos con
imágenes de la autora. Como atleta máster obtuvo 75 medallas en las pruebas de
100 / 200 mts. y salto largo.