sábado, 10 de octubre de 2009

EL RITO / Poema XVII

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Soberbia,
Te marchas con las manos filosas de la tarde.
Ocultas en tu psiquis la oscura derrota,
El manantial de azufre donde arde la fonética del rito:
El hueso de la lengua
Inhibe las gotas trituradas por tu peso,
Escapan como linces
Temerosos a los fatuos perdigones de los iris
Que desempolvan, hambrientos,
La página donde contemplo de puntillas mi cadáver.
Los arcos me han devuelto la sotana:
Retornan a lo lejos y maldicen
La vigilia de Sexton que articula mi última cruzada;
El plan que, sobre los acantilados,
Destruye como un monje a la tristeza.
Pero no escapes,
No atentes contra el muro
Que los faraones han devuelto a tus preguntas:
La saga de estos dedos
No concluye detrás del arpa donde habitan los bemoles,
El punto de la sombra no contempla
La voz del esqueleto,
Ni siquiera la mandíbula de las panteras o los tigres;
Sólo TÚ:
Dulce pesadilla a la que asisto como un cuervo.
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* Del libro inédito EL RITO, verano de 2000.