domingo, 29 de noviembre de 2009

Unas fotitos, mientras preparo la crónica y el texto sobre FIC.

Gabriel Rimachi Sialer, con cigarrillo en mano; Willy del Pozo, intentando mover la piedra; Carlos Rengifo, atento al flash y yo, contento con mis "pata patas". El Culpable de la foto es mi entrañable amigo Amado Muñoz, catedrático de la Universidad Champagnat, de Lima. La toma es saliendo de la Champagnat.

Después de dar una charla sobre mi poesía y narrativa, no pude evitar sonreír, mientras le firmaba a la monjita mi novela. Ya sé, estoy pelucón.

En el pub cultural El Torremolinos de Trujillo, con su propietario, mi viejo y joven amigo Eduardo Elías (nos conocemos desde 1995), cómplice de innumerables noches de tertulias literarias y políticas; y Willy del Pozo, camarada de caravanas, crisis existenciales (mías, siempre), hermano de la vida y la bohemia.

En la Alianza Francesa de Trujillo, con el Presidente de la Academia de Doctores de La Libertad, Dr. Víctor Hugo Chanduví Cornejo, mi maestro siempre, fue mi profe de Derecho Comercial I y II, en la Universidad, escritor, caballero comprometido siempre con la promoción cultural (ya sale pronto nuestra revista), Willy del Pozo en el micrófono, Carlos Rengifo con su sombrerito bohemio; yo, hablándole mentalmente a Willy para que me deje unos minutos, y Henry Quintanilla, serio, preocupado por el viaje del día siguiente.

En Nuevo Chimbote, con el estupendo Augusto Rubio, y con el temperamental Eloy Jaúregui, poeta de Hora Zero, antes de la presentación de Los broches mayores del sonido, después de habernos aplicado una botellita cargada de proteínas.




En Nuevo Chimbote, después de un señor desayuno con Eloy Jaúregui, Augusto Rubio, Willy del Pozo, Carlos Calderón Fajardo, Carlos Rengifo, Henry Quintanilla, y atrás de camisa roja acafichada, el tímido Jaime Guzmán Aranda.