Carlos Orellana, Amado Muñoz, Harold Alva
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Definitivamente soy un tipo con mucha suerte: me jacto de tener amigos leales. Pocos, sí, pero los indicados. Ayer sábado, Amado Muñoz, poeta, sub director del colegio Santa María de Nazareth, convocó a una reunión para darle energías a mi padre. Con Amado este año convocamos el tercer concurso de poesía escolar ESPEJO DE PAPEL, el plazo ya está cerrado, los resultados serán publicados a fines de este mes y la presentación del libro la tenemos programada para la quincena de noviembre. Hace cuatro años cuando iniciamos esta aventura, no imaginé que llegaríamos a esta tercera convocatoria, gracias a la fe de Amado en sus alumnos, es que ahora podemos decir con orgullo que se trata del único concurso metropolitano sostenido por su dedicación a la poesía. Fue un sábado de fuerza al que asitió Carlos Orellana Quintanilla y su familia. Por Carlos conocí a su hijo Gonzalo y a Fernando, su sobrino, médico, responsable de una dirección regional de salud en el Cuzco. Gonzalo es un joven empresario con quien para escaparnos de la rutina fabulamos, vía MSN, con historias gansteriles, imaginamos algunas muertes o decidimos de pronto arrancarle los dientes a los rottweiler (hay que evitar alguno que otro accidente). Por supuesto no podía faltar Miguel Ruiz Effio, el suicida de la habitación, flamante finalista, hace tres años, del concurso de cuentos organizado por la Asociación Peruano Japonesa. Carlos Orellana es el último ganador en poesía del premio convocado por esta institución. El jueves 16, asistí a la presentación de su poemario SOÑAR DE CIEGOS (ganador del José Watanabe). Tuve el honor de leer el libro un año y medio antes que lo presente al concurso. Carlos es un poeta a quien le guardo mucho respeto, puedo calificarlo como un autor de culto, ha escrito dos poemarios contundentes: LA CIUDAD VA A ESTALLAR y LOS SIMULACROS DE VENUS, es además un fino narrador, CANCIÓN DEL MAL AMADO es una novela notable y NO TODOS LOS DÍAS SE CAZAN ELEFANTES un libro de cuentos en los que el escritor se desplaza con seguridad sobre la página para entregarnos un conjunto de historias memorables. Después de desempeñarse como secretario de prensa de Palacio de Gobierno, durante diez años, con el ahora reo Alberto Fujimori, Carlos Orellana vuelve al ruedo limpio y con su mejor arma: la palabra. Fue un jueves emotivo, un jueves en los que Cronwell Jara Jiménez, Raúl Vargas, Paco Tumi, Juan Carlos Torrico, Mito Tumi y Jorge Kishimoto, entre otros, se hicieron presentes para ser cómplices del retorno victorioso del amigo.
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Carlos Orellana y Harold Alva (en mi mano: BAGUAL, la novela de Felipe Becerra)