lunes, 3 de febrero de 2014

¿CONCENTRACIÓN DE MEDIOS?


Escribe: Harold Alva

Un viejo amigo me preguntó porqué no me pronunciaba sobre la concentración de medios y sobre "la amenaza" que representa que un grupo como El Comercio pretenda monopolizar la información. Sonreí y le di una respuesta gracias a la que me acusó de apocalíptico. Le dije que se trataba de una cortina de humo y le expliqué porqué mi conclusión: Necesitamos ser demasiado ingenuos o haber perdido nuestra memoria política para imaginar que esto se trata de un atentado contra la libertad de expresión. 

Recapitulemos, de qué hablábamos antes de que Ollanta Humala le brinde la entrevista a Mávila Huertas y Josefina Towsend? El tema de interés nacional, sin duda, es el contencioso Perú / Chile en La Haya; pero miremos acá: discutíamos sobre cuatro hechos puntuales y concretos. Toledo y la compra irregular de propiedades: Ecoteva; Keiko Fujimori admitió que en su campaña recibió aportes de Luis Callé Quirós, integrante de una red de lavado de dinero del narcotráfico (su bancada a través de un comunicado informó que había devuelto "el donativo"); el escándalo de los narco indultos que tiene en la mira no sólo al ex presidente García sino a varios de sus ex ministros, y la denuncia de los hasta hoy no esclarecidos vínculos del gobierno con el montesinista Óscar López Meneses. 

Esos eran los temas que capturaban la atención de la opinión pública que ni los esfuerzos de los programas de farándula pudieron amortiguar. Entonces Ollanta Humala utilizó una mejor herramienta: "El atentado contra la libertad de expresión". Funcionó. Lo que se necesitaba era algo que distraiga a la opinión pública, un tema en el que, con sus intervenciones, colaboren nuestros políticos. Ya no se trataba de un supuesto ataque a la libertad de empresa sino a lo totémico que resulta "la libertad de expresión", algo que significaba cámara, y entre la cámara o las investigaciones, donde están comprometidos, por supuesto que los Keikos, Toledos y Garcías prefirieron la cámara. Allí ganaron todos: Se olvidaron de Keiko y sus aportes del narcotráfico; de Toledo y los resultados de la comisión que lo investiga en el Congreso; de Alan y la presión porque esclarezca su responsabilidad en los narco indultos; del presidente Ollanta Humala y su rochosa sindicación de sostener lazos con el montesinismo y, claro, El Comercio y La República que seguro aumentaron tiraje y tele audiencia. 

¿Apocalíptico? ¿Perverso? No: Realista. 

Me pregunto de qué libertad de expresión hablamos cuando sabemos muy bien, desde hace mucho, que lo que tenemos en la prensa escrita y en los medios televisivos es cualquier cosa menos periodismo. El Comercio y La República son socios en América TV, los fujimoristas tienen programas en canales de señal abierta, Alan García tiene como empleados a Raúl Vargas y Cayetana Aljovin, de RPP, en su Escuela de Gobierno. Y Ollanta, por sus declaraciones, vuelve a computarse el Velasco del siglo XXI; idiota, Velasco con todo y sus defectos, tenía pantalones, Ollanta es un tremendo sacolargo. Velasco y su atrofiado gobierno revolucionario tenía por lo menos una mística, en Humala la proyección termina en Nadine, sino no la habría designado presidente del partido nacionalista. Necesitaban una cortina de humo, una nueva novela en la que sobren los actores, hoy salió a escena Federico, mañana seguro le toca a Josefina y así hasta que hayan quedado archivadas o postergadas las investigaciones. Si tuviéramos partidos liderados por peruanos intachables otra sería la historia, este sin embargo es nuestro escenario. De nosotros depende seguir como espectadores desde nuestros palcos o trabajar por la baja de esta abyecta clase política.
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Artículo publicado el 5 de enero de 2014.