“Hemos vencido a la muerte, llevas el signo en la frente”, canta Elsa María Elejalde, la voz vibrante de nuestra música, haciendo
gala de su variedad de registros, de la cadencia personal que enaltece una
tradición que la confirma como una de sus mayores exponentes. Considerada por
la crítica, una de sus más versátiles representantes, pionera del Jazz, Elsa
María inició su carrera con el trío de Lucho González en 1970, vivió varios
años en Brasil y a lo largo de su larga trayectoria compartió escenarios con un
sinnúmero de estrellas, pero Elsa María no ha sido reconocida sólo en el Perú
sino en Brasil, en Chile, en Colombia, en Inglaterra, en Corea del Sur, en los
Estados Unidos donde ha brillado en eventos y festivales que le han merecido
importantes trofeos y reconocimientos. Integrante de una generación que tuvo
entre sus miembros al poeta de la canción: el gran Víctor Merino, Elejalde ha continuado
convocando multitudes más allá del nulo interés de las instituciones públicas y
privadas por promover espectáculos con los verdaderos actores de nuestra
cultura. “Yo no canto para una noche, yo
canto para irme en la memoria de mi público” afirma con esa sonrisa
imponente, propia de quien continúa fortaleciéndose en un país que poco o nada
hace por sus intérpretes. “En un tiempo
sin final hoy tenemos que lograr empezar de nuevo a amar”, continúa la
canción, acaso una máxima para quienes eligieron consolidar nuestra música,
aquella tradición que nos entregó a Chabuca, a Óscar Avilés, a Pepe, al Zambo,
por sólo citar a quienes partieron. “Nadie
se ha ido, ellos cantan conmigo”, asegura Elsa María mientras hace vibrar
la noche miraflorina. Vuelvo a escuchar El
signo en la frente y, en efecto, nadie se ha ido: Chabuca, Merino, Damián, Casaverde,
Hayre, la aplauden conmigo.
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(Artículo publicado en Expreso el 8 de julio de 2015)