sábado, 11 de julio de 2015

LA OTRA SELECCIÓN


Quienes me conocen saben que conmigo el fútbol no va. Todavía sueño con que algún día todo el dinero que se invierte en estadios o en publicidad se utilice comprando libros y construyendo bibliotecas. Eso no me impide, por supuesto, estar al tanto de los mundiales o de la famosa Copa América. Escribo esto pensando precisamente en su último campeón. Leo apasionados textos denunciando irregularidades, cuestionamientos a Chile, a sus jugadores, a los árbitros y lo que debió ser un pretexto para fortalecer nuestras relaciones y funcionar para sellar un nuevo pacto con las hermanas repúblicas de América, aquello que conocemos como deporte se convierte en una plataforma de guerra en donde circulan improperios de todo calibre. Vuelvo entonces a los libros, medito en cómo fortalecer las relaciones bilaterales más allá de una pelota y de veintidós sudamericanos corriendo de un lado a otro sobre el césped. Observo uno de los estantes y es como si al frente me esperaran para saludarme aquellos peruanos que partieron al sur para prolongar sus vidas: leo un título de Luis Alberto Sánchez, otro de Ciro Alegría, identifico “Alma América” de José Santos Chocano; pienso en la editorial Ercilla, recuerdo los libros de Carlos Germán Belli y de Antonio Cisneros que LOM publicó en Santiago, recuerdo a Nicanor Parra, ese maravilloso viejo centenario, evoco a Neruda, a Mistral, pienso en Pablo de Rockha, en Gonzalo Millán, en Raúl Zurita, pienso en Maquieira, en Rojas, en Cameron, en Teillier; recuerdo mis días en Concepción, en Temuco, en Valdivia, con la generosa compañía de Omar Lara, el poeta de “Voces de Portocaliu”, olvido el fútbol, y continúo concentrado en aquellos libros con los que aprendí a mirar Chile como otra selección, como el inicio o el final de esta América Latina.
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(Artículo publicado en Expreso el sábado 11 de julio de 2015)