Publicar en el Perú ha dejado de ser complicado.
Han surgido un sinnúmero de sellos editoriales que a los escritores les han
permitido la posibilidad de acceder más rápido al universo de los autores con
libro publicado. Por supuesto esto que cuenta como algo positivo tiene también
sus desventajas: no todo lo que se publica es de calidad, lo usual es que de
diez publicaciones ocho linden con lo mediocre. Ése es el riesgo, sin embargo
apelamos a los criterios del lector para legitimar cada propuesta. Entre los
editores que vienen luchando desde hace décadas por sostener un producto de
calidad que le gane al tiempo, identificamos a Carlos Zúñiga Segura, el poeta
de Tayacaja, quien en paralelo a “Primer destino” (1966), “Inauguración de la
ausencia” (1979), “Imperio del azar” (1986), entre otros libros, fundó en 1975
la revista de poesía “La Manzana Mordida”, una publicación que continúa vigente
gracias a la elección diligente de lo que edita. Poetas como Vicente Azar,
César Calvo, Antonio Cisneros, Jorge Pimentel, Tulio Mora, Enrique Verástegui,
Róger Santiváñez -una larga y selectiva lista- han sido convocados por sus
páginas convirtiéndola en una de las revistas de mayor prestigio y proyección.
Zúñiga, que en la década del setenta, fue miembro del grupo Poetas Mágicos, ha
logrado gracias a su pasión y fe sostener y sobrevivir una revista que al lado
de publicaciones como “Harawi”, “Creación y crítica”, “La tortuga ecuestre” e
“Hipócrita lector” constituye un
referente en el proceso de nuestras letras. Él mismo es un referente: autor de
por lo menos 23 libros, director de “Ediciones Capulí”, promotor de “Poetas en
su café”, ganador de diversos certámenes literarios, persiste en su misión de
difundir nuestra poesía, una labor a la que debería sumarse nuestro Ministerio
de Educación o la dirección de cultura de las municipalidades.
.(Artículo publicado en Expreso el 9 de julio del 2015)