domingo, 5 de julio de 2015

PAÍS COMBI


Perú es un país donde las reglas no se respetan. ¿Es el único? No, pero sí somos un lugar donde esos índices crecen espantosamente. Lo curioso es que todos somos testigos (y culpables), pero nadie, o muy pocos, hacemos esfuerzos por revertir esta situación. Vivimos tan sumergidos en la informalidad que ver una acción distinta es casi extraordinario. Uno de aquellos pocos peruanos preocupados en transformar esta tradición es Pedro Morillas, el empresario de turismo que ha hecho suya la bandera de trabajar por el respeto. Para ello ha escrito un libro como agente de cambio: País combi, en donde cual cirujano social nos presenta un diagnóstico sobre las enfermedades que padecemos. Cuando empezamos a leer País combi, confirmamos que los síntomas de la informalidad y la ausencia de valores son alarmantes: vehículos como una gran metáfora con conductores expertos en burlarse de la ley, instituciones avasalladas por la ineficacia y la corrupción, ciudades que crecen irresponsablemente, familias que llegan a los grandes centros de poder por necesidad; una capital que debería mudarse, peruanos que hablamos todos los días del cambio social y no somos capaces ni de pagar nuestros impuestos, programas de televisión como prolongados repertorios de la burla y la tragedia, expertos en potenciar el morbo de millones de televidentes, hambrientos por enterarse de los traumas y la vida de una farándula intrascendente. Pedro Morillas a través de este agente de cambio no nos habla, nos grita nuestra crisis, nos llama al ruedo, nos configura la gran tragedia nacional. El Perú como una combi es una descarnada metáfora ¿Es tarde para revertir esto? No. Preocupaciones como el voto obligatorio, la educación, las universidades, la falta de autoestima, la inseguridad ciudadana; son los temas que –aconseja- deben ponerse en el debate de la verdadera agenda nacional. 
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(Artículo publicado en Expreso el 26 de junio del 2015)