Siempre me ha sorprendido cómo a lo largo de tanto
tiempo el Estado no le haya dado importancia a la realización de un evento
mayor que convoque a todos los actores del libro (escritores, distribuidores,
editores, agentes literarios, etc.). Por eso en 1946 un pequeño grupo de
editoriales, distribuidoras y libreros se nuclearon en torno a lo que fundaron
como la Cámara Peruana del Libro, institución que hoy inaugura su vigésima Feria
Internacional. Un acontecimiento que reúne a los actores culturales que tiene
como objetivo promover la democratización del libro y la lectura. Hasta aquí
todo se lee muy bien, es encomiable, sin embargo, como sucede en otras
instituciones, la CPL ha tenido historias que no la honraron durante varios
períodos como aquel cuando dicha entidad estuvo presidida por Jaime Carvajal,
quien renunció por un escándalo que lo involucró a él, al ex ministro de
educación y al propio ex Presidente de la República, vinculados los tres a una
conocida librería. Ahora es Germán Coronado quien está al frente de una CPL con
aires independientes, acaso el mismo espíritu al que hace una década, el
gerente de PEISA, apeló para fortalecer PUNCHE y posteriormente ALPE, dos
colectivos en los que promovió la participación de los jóvenes sellos
editoriales alternativos e independientes. Si bien esta FIL no logró traer a un
Nobel su programa se presenta variado y garantiza una fiesta en donde los
lectores serán los mayores beneficiados. Ojalá y algún día sea el Ministerio de
Cultura quien rompa el monopolio de la FIL, como sucede en otros países con
gobiernos responsables. Mientras tanto celebremos hoy la inauguración de este
acto cultural y reencontrémonos con los escritores y las editoriales que se han
preparado con expectativas para el desarrollo de esta fiesta.
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(Artículo publicado el viernes 17 de julio en Expreso)